El Domingo en sus manos
Cambiará la luz el día,
todo cambiará muy rápido
El geranio en el balcón
y el clavel sobre los pasos.
Todo se habrá decidido,
el cabildo habrá pactado.
Y mientras las cofradías,
discuten de más, su canto,
será siempre el de la alondra,
que ahora quiere despertarnos.
Volveremos a vivir
lo que en su día enseñaron
todos aquellos cofrades
que fueron aquí pasando.
Por eso cobra sentido
el silencio de los años.
Silencio que da la vida
para querer enseñarnos
que puede que nos marchemos
al cielo que dan los barrios
de todas aquellas cosas
que quisimos ir dejando,
pero pase lo que pase
tiene arreglo lo olvidado.
En los ojos de Jesús
está el cielo que esperamos
pero mientras que la vida
nos permita disfrutarlo,
no te olvides que tu Dios
no es sin más un Dios callado.
Molviedro entero resurge
pues su tiempo ha comenzado
y de nuevo irá Sevilla
por las calles pregonando:
¡Que Dios ha vuelto a salir
con el Domingo en sus manos!
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